Corría (si mal no recuerdo) el año 1999. Eran los ensayos para el concierto de Frágil en el Muelle 1, del cual finalmente se haría el CD en vivo conocido como «Sorpresa del Tiempo».
Estuve en muchos de los ensayos (casi todos diría) y en muchos de ellos no participaba Andrés Dulude por sus múltiples actividades.
En una oportunidad específica estábamos Tavo (Teclados), Jorge (Batería), Lucho (Guitarra), César (Bajo) y yo (mirando), practicando para afiatarse para la presentación, en el ‘living’ de la casa de César.
En un momento, deciden practicar el tema «Tiempo de Resurrección», del álbum «Cuento Real». Al no estar presente Andrés, obviamente la ejecución se hacía sin la voz, lo cual es algo que siempre me ha fascinado; el hecho de escuchar un tema o canción con su instrumentación completa pero sin la voz, es para mí, como músico, un deleite, un privilegio, un gusto o hasta ‘vicio’ muy especial, ya que mi mente de músico sigue la estructura del tema, con la melodía de la voz principal, cantada ‘mentalmente’ dentro de mi cabeza.
Obviamente la ejecución en vivo, en el living de la casa de César, con instrumentos acústicos, tal como la grabación del disco, hacían de ese privilegio algo mucho más especial.
En un momento, Marylin (esposa de Tavo) me dice: «¿por qué no vas a cantarla con ellos? quién sabe… de repente te ponen de cantante…»
La sugerencia de Marylin obviamente me entusiasmó, aunque yo nunca me he considerado un cantante. Cuando he cantado lo he hecho solo por necesidad, porque nadie quería hacerlo o porque no encontrábamos con mis compañeros músicos alguien interesado o capacitado para semejante reto.
En mis canciones propias canto, porque tengo que terminar el projecto en marcha, pero no necesariamente porque me considere un cantante. En mi cabeza soy más un guitarrista que un cantante, aunque me gusta hacer coros, especialmente si es en armonía con otras voces.
Creo que ya Marylin me lo había dicho anteriormente en algún otro ensayo pero nunca me animé, sin embargo, ya que lo sugirió de nuevo, esta vez me armé de valor y dije «bueno, vamos a probar».
Me acerqué a los 4 ‘frágiles’ y tomé el micrófono. Sin verguenza y con desparpajo (literal, lo tuve que hacer así, sino mi tremenda introversión me haría salir corriendo), me senté y en el segundo o tercer intento empecé a cantar el tema.
Los nervios hacían mis manos sudar, el micrófono se resbalaba entre mis dedos, mi voz salió al principio temblorosa, pero al avanzar el tema, fui ganando confianza y también comencé a usar cada vez mejor mi respiración y a retener el aire para comenzar a darle cada vez más potencia a las frases.
El tema durante las estrofas está a una tonalidad aceptable, pero en la parte del coro se eleva, creo que hasta las notas de un tenor, lo cual obviamente, por lo descrito más arriba, no soy. En principio, cantante nunca he sido, y tenor, menos. Si acaso, quizás esté en el nivel tonal de barítono debido a mi voz algo grave.
Sin embargo mi confianza me ayudó y el resultado sonaba, al menos para mi oído, muy satisfactorio, y creo que para los ‘frágiles’ también, ya que no dijeron nada (¿o quizás no dijeron nada por respeto?).
Pero llegó un momento en que después de una estrofa, no recuerdo exactamente cuál, ellos empezaron a tocar de nuevo la parte de la intro del tema y yo les insistía que venía otra estrofa.
Paramos el tema porque yo les decía que allí venía otra estrofa, y ellos me insistían que ahí venía de nuevo la secuencia de acordes de la intro.
Es una situación que ahora, con el tiempo, recuerdo como muy graciosa y a la vez ‘insolente’ de mi parte. ¿QUIEN ERA YO PARA DECIRLES QUE EL TEMA NO ERA COMO ELLOS (quienes lo grabaron) LO ESTABAN TOCANDO SINO COMO YO LO RECORDABA DEL DISCO?
Me resultó una situación muy curiosa y hasta bizarra, pero ellos muy tranquilos y pacientes me insistieron en que era como ellos lo estaban tocando, y bueno, accedí y continuamos como ellos decían, a pesar de que yo, les insistía que era diferente.
No recuerdo si al regresar a casa confirmé esa noche si el tema era como ellos decían o como yo lo recordaba, aún me parece que era como yo lo recordaba.
Quizás ellos habrían cambiado la secuencia de partes del tema para tocarlo diferente en vivo. Pero la anécdota queda como una de esas cosas curiosas y graciosas que le ocurrió a un músico totalmente desconocido como yo, interactuando con un grupo tan conocido, popular y con tanta experiencia como Frágil.
Siempre les estaré agradecido de haber podido trabajar con ellos y de haber ganado mucha experiencia tanto en sus ensayos como en sus conciertos en vivo.